Villa Mairea
Alvar Aalto, al igual que cualquier arquitecto dotado sabía que el punto más importante a la hora de proyectar es entender y conocer las inquietudes del cliente. Con esto, supo aprovechar con maestría la relación que tenía con Harry y Maire Gullichsen. Esta acomodada pareja buscaba una segunda residencia para las vacaciones de verano y aprovecharon las vastas tierras de Noormarkku, donde la familia de él tenía grandes parcelas.Esta localidad, situada al suroeste de Finlandia y muy cerca de la ciudad de Pori está rodeada de grandes bosques de pinos finlandeses, lo cual será una de las principales atracciones para Aalto, que pretendería que la casa estuviera relacionada con el bosque respetándolo todo lo posible y que además esta propia porción de vegetación se integrara dentro de la casa, detalles que quedan plasmados en los pilares de la escalera principal o el árbol situado al lado de la piscina, entre otros. En definitiva, la casa es en sí una alegoría del bosque finlandés.
La Villa Mairea se comienza a construir en el año 1938, con el proyecto finalizado y con el visto bueno de los propietarios. Sin embargo al arquitecto no le convencían algunas de las soluciones finales de la casa; desde un principio había discrepado con Maire en algunos detalles como la situación de la galería de exposición de los cuadros de esta. Así, sabiendo que los propietarios le habían dado un presupuesto ilimitado y tenían una confianza ciega en él, Aalto decidió encerrarse un fin de semana con sus compañeros arquitectos y realizaron una serie de modificaciones sin consultar a los futuros propietarios. Días después estos recibieron la noticia y, tras escuchar las explicaciones del arquitecto le dieron su bendición.
La primera toma de contacto entre el arquitecto y sus clientes tiene lugar en los primeros años de la década de 1930. Así, en 1935 fundan Aalto y su esposa con los Gullichsen la empresa Artek, dedicada al diseño de muebles y esculturas de Alvar. Con esto nace una fuerte relación en la que todos se ayudaban unos a otros, tanto buscando proyectos como protegiendo las obras del compañero. Como ejemplo las casas para los ingenieros de la empresa del padre de Maire, Ahlstrüm.
Como resultado de los esfuerzos del arquitecto aparecieron centenares de elementos que más tarde amueblarían la mayoría de las casas proyectadas por él mismo, entre ellas Mairea; sin embargo, dos de estos muebles destacan sobre los demás, y han llegado hasta nuestros días siendo verdaderamente aceptados y admirados. Se trata de la silla de madera autoportante y el jarrón Savoy. Estos han sido expuestos en numerosos eventos que elogian la arquitectura finlandesa, la estética vernácula de la época o simplemente la obra de Aalto.
Se ha hablado en numerosas ocasiones de una relación entre la Villa Mairea y la Casa de la Cascada de Frank Lloyd Wright, aunque Aalto negó conocer la obra del americano cuando proyectó la Villa. Terrazas en vuelo, planos horizontales potentes y superpuestos y la intención de Alvar de colocar la casa cerca de un río son indicios de similitudes entre ambas.
Una de las ocupaciones más exigentes del arquitecto fue la reconstrucción de muchos pueblos y el levantamiento de nuevas casas destruídas por la Guerra Civil finlandesa de 1918. Sucedida cuando este contaba con 20 años de edad, al acabar su carrera el país entero tenía una enorme brecha en su infraestructura, con lo que este se encargó de la Oficina de Reconstrucción del país, dando lugar a algunas obras relevantes como el Ayuntamiento de Saynatsalo.
Como ya se ha dicho al arquitecto le parecía que la casa había de respetar la arquitectura vernácula finlandesa y a su vez constituir un modelo de progreso y nuevos modos. Quedó hechizado por los viajes que hizo, la admiración por la adaptación de las casas italianas a la topografía le llevó, entre otras cosas, a jugar con la orografía y manipularla para obtener resultados arquitectónicos diferentes y calidades espaciales singulares. En general la arquitectura mediterránea completa le fascinaba, al igual que la japonesa, hasta el punto de que llegó a acudir al estudio vestido con el tradicional kimono de Japón. Así, la casa aparece finalmente como una especie de arquitectura ecléctica que no llega a ser del todo posible de archivar en ningún estilo.
La Villa Mairea constituye junto a otras viviendas como la Villa Savoye, La Casa de la Cascada, Farnsworth o Casa Müller una fundamental de la arquitectura. Parece una disposición desordenada de materiales y volúmenes, pero los espacios perfectamente pensados y ordenados la convierten en hito. Sin haber entrado, cualquier persona podría pensar que el aire que se respira dentro de la vivienda es el mismo, huele igual que el del bosque, raíz de la perfecta integración de esta en él y viceversa. La conjunción en un solo objeto de ambos elementos resulta en una vivienda que cualquier persona en el mundo desearía habitar.
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